miércoles, 19 de septiembre de 2012

Decoración y Expectativas.

He llegado al final del embarazo, por segunda y última ocasión llego al momento casi esperado de la muy esperada espera. Desde pequeña me fue muy importante mi maternidad, viví pegada a una muñeca por años, muchos años. Nunca me arrepentí de gastar mis domingos en una pañalera, biberones o pañales para ella porque siempre sentí que era un entrenamiento para cuando por fin pudiera ser mamá: de verdad.  A medida que pasaron los años mis ganas por ser mamá no disminuyeron, sino que me di cuenta que para ser mamá: una buena mamá tendría que entrenarme en muchas más artes y no solo en cambiar pañales. Cuando por fin llegó el momento a mis 26 años me dí cuenta que muchas cosas que siempre había dado por sentado serían diferentes a como las imaginé. Una de esas expectativas que mi bebé cambió por mí y por materialista que suene resultó ser la decoración de su cuarto.
Si algo aprendí a medida que mi panza crecía y mi cuerpo se adaptaba al nuevo inquilino, era que para empezar muchas cosas que me gustaban a mí, que siempre me habían encantado como por ejemplo un pastel de chocolate (Mhh!) de repente no me sabían bien, pero de hecho no podía comer ni un solo bocado sin sentir nauseas, ese recordatorio que tomé como un aviso del ejercicio de voluntad de ese bebé que entonces cargaba. Entendí a pocos meses de distancia que este cuerpo que siempre fue mío, momentáneamente sería de dos, de mi bebé y de mí.

Entiendo que suena como una locura, como un ser que a penas va creciendo en tu útero puede tomar decisiones, en verdad no lo sé y no pretendo tener la respuesta al misterio, solo hablo de mi propia experiencia.
A los 6 meses llego el momento de por fin decorar la recámara. Primero quería saber si tendría una niña o un niño así que esperé. Siempre, siempre había sabido que en caso de tener una niña querría decorar la recámara con un tema de Vintage Ice Cream Shoppe, o en caso de tener 2 niñas, complementar ese tema con hermosas hadas en tonos morados y beige por su puesto. Si fuera niño querría todo también vintage pero con aviones. Tenía listas las páginas en línea con artículos del tema, le había comentado también a mi cuñada quién nos había hecho una tarjeta de felicitación cuando se enteró que estábamos esperando con un cupcake y un avión, porque por supuesto todo el mundo sabe que cuando tomo una decisión no cambio de opinión. 
Pero tome las decisiones desde mí, nunca se me ocurrió pensar que el bebé que esperaba tendría una opinión al respecto. Así que a los 6 meses de embarazo me dijeron que tendría una niña. Pero me dí cuenta que no me gustaba nada de lo que ya había escogido. Que a pesar de haberlo tenido todo planeado en tonos morados.  De repente el tul, la brillantina y ese rosa meloso estilo pastel de fresa era lo único que me gustaba y sí las princesas Disney.
Entré en un tema difícil, porque no me encantaba la idea de ponerle princesas Disney pensando en que era la primera y no quería tratar a mi hija como una princesa en términos de maleducarla. Pero eso era lo único que me gustaba.
Después de pensarlo muy bien decidí ceder, llegue a la tienda de decoración con 2 colores rosa y mandé pedir el papel tapiz de princesas Disney: con una corona, una zapatilla y un hermoso castillo.
Pensé que igual de tanto rosa mi hija quedaría odiando el color cuando naciera, pero estaba muy equivocada. De hecho a medida que mi hija crece más evidente es que es su color preferido, que escoge su ropa de ese color y que hice bien en escuchar mi intuición. Tuve una princesa. Me da mucho gusto haber entendido que nació para ejercer su voluntad y que es mi trabajo como su mamá, su buena mamá enseñarle a tomar la responsabilidad por ello, pero a hacerlo con el derecho que es suyo solo por el hecho de exsistir.
Vaya cambio de expectativas también para el mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario